LA OPINIÓN DE TENERIFE - 08 de Febrero de 2014
Hace unos días hemos tenido la ocasión de acompañar a un equipo humano formidable en la consecución de un sueño. Asistimos en Añaza a la apertura del local de MAE "Mujeres de Añaza Emprendedoras", un proyecto de la parroquia de este núcleo santacrucero que ha crecido hasta convertirse en un taller formativo en el que 20 mujeres disfrutan de la oportunidad de aprender un oficio y salir adelante con sus propios recursos.
Para el Área de Bienestar, Sanidad y Dependencia del Cabildo Insular de Tenerife, que me honra dirigir, ha sido una satisfacción involucrarse en este proyecto y apoyarlo con una dotación presupuestaria de 9.600 euros, con los que se ha permitido que esta veintena de vecinas del barrio pudieran ser becadas y formarse en distintas habilidades como costura, estética, peluquería, manualidades o restauración durante los últimos cuatro meses. No sólo han adquirido las destrezas necesarias para desenvolverse de forma profesional, sino que también han incorporado hábitos de autoestima y crecimiento personal.
El día de la apertura del local se las veía especialmente emocionadas y orgullosas de sí mismas. Situado en la Rambla de Añaza, en MAE se puede acceder a los servicios en los que se han formado estas mujeres, a un coste atractivo así como adquirir ropa de segunda mano en buen estado. Hay que destacar el trabajo realizado por la parroquia, por Pepe "el cura de Añaza" y por Amparo Marco, la trabajadora social que ha coordinado al equipo humano que ha hecho posible este proyecto.
Cuando se nos presentó este proyecto, desde el Área de Bienestar no dudamos en apoyarlo. Primero, porque conocíamos ya el trabajo y la filosofía de Pepe, con quien habíamos colaborado en otra de sus grandes iniciativas "Apadrina una familia", y segundo, porque respaldamos la idea central en torno a la que gira su labor: dar y recibir. No se trata de dar una subvención para gastarla sin que nada cambie, sino que ese dinero debe repercutir en una transformación real de la persona y de su entorno.
Añaza es una de las zonas más deprimidas del área metropolitana, castigada por un alto nivel de desempleo e injustamente estigmatizada por una serie de prejuicios. El empeño de Pepe y su equipo de voluntarios, personas altruistas movidas sólo por la satisfacción de ayudar, está devolviendo la esperanza a los vecinos de esta zona, convirtiéndolos en agentes activos de su propio bienestar. Quizás ahora no nos demos cuenta de la importancia de lo que este proyecto representa, no sólo para Añaza, sino para toda la Isla.
Por eso queremos felicitarlas, a las mujeres de Añaza, que han decidido ponerse al frente de sí mismas y de sus vidas y dar el paso para superarse, así como a Pepe el cura de Añaza y a sus voluntarios, que tanta fe han depositado en ellas. Estamos seguros de que su proyecto saldrá adelante, y será estímulo y ejemplo para todos.
